Antes de entrar a diseccionar los acuerdos de gobernabilidad, hay que dar un vistazo a los programas electorales de los partidos que gobiernan el Consejo de Mallorca para conocer qué intenciones llevaban respecto este proyecto antes de entrar a gobernar.
Un proyecto no programado
Por su parte, el programa electoral del PSIB-PSOE, que en la anterior legislatura presentó alegaciones aunque se mostrase a favor del desdoblar la carretera, no hacía ninguna mención específica al proyecto Llucmajor-Campos. Eso sí, hay criticaba que «el modelo desarrollista generado por el PP ha provocado hipermovilidad». También señalaban las autopistas y autovías como las responsables del desarrollo de lo que llaman «ciudad difusa»: «un incremento de la dispersión de usos urbanos en todas partes en forma de nuevas urbanizaciones más extensivas y de la construcción de unifamiliares en suelo rústico»; y prometían gestionarla «para impedir que se extienda más». Además, también garantizaban «aplicar un nuevo modelo de movilidad, basado en la necesidad de reducir el impacto del transporte privado y favorecer el transporte público eficaz y eficiente».
Por su parte, el programa electoral de MÉS per Mallorca decía en su punto 74 «suprimir las autopistas camufladas de desdoblamiento», en clara referencia a este proyecto. Además, en el punto 72, prometían analizar la capacidad y el uso de las redes viarias de transporte privado, existentes o en construcción, «para valorar la posibilidad de modificar su uso, las dimensiones y las características, a fin de evitar un consumo excesivo del territorio debido a una planificación desproporcionada respecto de las necesidades reales de las islas».
En cuanto a Podemos, decía en su programa electoral que «regularizaremos la integración paisajística de las infraestructuras», calificaba las autopistas de «no lugares» y decía que «en una isla tan pequeña no tienen sentido». Una facción del partido, incluso impulsó un manifiesto contrario donde decía que era un proyecto «depredador del territorio» y que no entendería que el partido lo apoyara.
En resumen: ninguno de los partidos políticos que gobiernan el Consell llevaba en su programa electoral la ejecución de este nuevo tramo de autopista, al contrario: el PSOE se desmarcaba de estas mega-infraestructuras promovidas por el PP, MÉS quería cargarse la «autopista camuflada de desdoblamiento» y Podemos decía que este tipo de vías no tienen sentido en un territorio limitado como el nuestro.
Con estos posicionamientos iniciales, que pactaron para gobernar en coalición en el Consell de Mallorca? Un atajo de incoherencias.
Las contradicciones de los acuerdos
Por un lado, en el documento de gobernabilidad acordaron «revisar el PDS [Plan Director Sectorial] de Carreteras y elaborar un Plan de Movilidad. Desarrollar estos dos instrumentos de forma coordinada para evitar generar más tráfico». Ya tenemos un primer incumplimiento: sin haber aprobado el Plan de Movilidad, quieren ejecutar una nueva mega-infraestructura incluida en el no-revisado PDS de Carreteras de 2009 (de hecho, el Plan de Movilidad será el plan base y vinculante de los PDS de Carreteras y el de Transporte, que se deberán supeditarse al primero una vez sea aprobado definitivamente). Por lo que ni han coordinado las dos normativas ni han evitado generar más tráfico, que es lo que provocaría una nueva autopista.
Además, hay que señalar que el actual anteproyecto del PDS de Movilidad es manifiestamente contrario a nuevas grandes obras como la autopista Llucmajor-Campos ya que son insostenibles, aparte de señalar que las vías rápidas generan más tráfico y más accidentalidad. Por lo tanto, el actual proyecto debería quedar descartado cuando se supedite el PDS de Carreteras al de Movilidad. Además, el PDS de Movilidad habla de rehabilitar en un futuro la línea ferroviaria Palma-Campos, una infraestructura que descargaría la carretera de tráfico, por lo que no haría falta desdoblarla.
Por otra parte, también acordaron «revisar el Convenio de Carreteras, descartando nuevas macro-infraestructuras […]», por lo que tenemos una segunda promesa incumplida ya que ni se ha revisado el Convenio de Carreteras ni se ha descartado la construcción de la autopista Llucmajor-Campos. Además, hay que recordar que desde 2011 no hemos visto ni un euro proveniente del vigente Convenio de Carreteras pactado con Madrid: todas las obras en carreteras hechas hasta ahora las hemos pagadas íntegramente nosotros.
Y, por último, se acordó «redimensionar el proyecto de desdoblamiento de la carretera Campos-Llucmajor, minimizando el impacto y el consumo de territorio», un tercer acuerdo que, aparte de entrar en contradicción con los dos anteriores, se ha incumplido como se verá en el siguiente apartado.