La alta mortalidad

El principal argumento que han dado los partidos políticos que gobiernan el Consejo de Mallorca para construir la autopista Llucmajor-Campos es el de la alta mortalidad de la carretera. Después de años de campaña mediática tildando la actual vía como «la carretera de la muerte» cada vez que se producía un accidente mortal, el imaginario colectivo ha acabado logrando dicha denominación. Sin embargo, ¿es cierto que esta carretera sea la más mortífera de Mallorca? Y, por otro lado: ¿son siempre las autopistas más seguras que las carreteras convencionales?

En primer lugar, hay que recordar que el actual Consell de Mallorca, presidido por Miquel Ensenyat (MÉS) y con Mercedes Garrido (PSIB) como consellera de Territorio e Infraestructuras, realizó unas actuaciones en 2015 sobre la carretera Llucmajor-Campos que hicieron caer en picado el número de accidentes mortales, tal y como ha reconocido públicamente la propia Garrido. Dichas modificaciones consistieron en señalizar los tramos más peligrosos de la carretera disminuyendo la velocidad máxima permitida (de 90 a 80 km/h) y dibujando una doble línea continua para prohibir los adelantamientos.

Aparte, si se compara la siniestralidad de dicha carretera con el resto de vías de la isla, se aprecia que ésta no es, ni de lejos, la que más víctimas mortales provoca. De hecho, durante los últimos 5 años la vía que más víctimas mortales ha registrado es la autopista Palma-Llucmajor, con 15 muertos. Por lo tanto, este dato agrieta el mantra que dice que las autopistas son más seguras que las carreteras convencionales. Además, los tramos Inca-Alcúdia y Palma-Andratx contabilizan 9 y 7 víctimas, respectivamente, dentro del mismo periodo.

En cuanto a vías secundarias, la carretera vieja de Sineu y la que une Alcudia y Artà han registrado 10 víctimas mortales en el mismo periodo. Detrás de todas las mencionadas, aparece la carretera Llucmajor-Campos, en la que han muerto 6 personas durante los últimos 5 años. Por lo tanto, ésta está lejos de ser «la carretera de la muerte» –sexta posición del ranking de mortalidad-, por lo que queda desmantelado su principal argumento.

 

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