Llamada por una Mallorca más verde, digna y justa.
Esta es una llamada a todas aquellas personas que aman Mallorca, que creen y sienten que vale la pena conservar su paisaje, sus ecosistemas naturales y agrarios, así como su frágil belleza. Esta es una llamada urgente de personas como tú, como vosotros, que ve con preocupación como la masificación turística, el exceso de edificación y el modelo viario basado en grandes autopistas ponen la isla en peligro hasta un límite que nunca nos hubiéramos imaginado.
Detrás de las nuevas autopistas crecen urbanizaciones y grandes chalets aislados; se edifican los bosques, las montañas y las tierras fértiles que han sostenido la vida hasta nuestros días. Detrás cada nueva carretera, aparecen grandes centros comerciales multinacionales, polígonos industriales y canteras, que eliminan o sustituyen la agricultura, las tiendas tradicionales, los artesanos y las pequeñas industrias locales que dan sentido a los pueblos y a la isla. Este modelo depredador ni siquiera se revierte en una mejora de las condiciones de vida de la gente, sino todo lo contrario.
A esta nueva Mallorca, además, se accede en coche –sólo en coche– porque se ha desmantelado gran parte de la red de tren que existía y el transporte público colectivo existente es escaso, caro e insuficiente. La imposición de este absurdo, que nos ha llevado a tener la densidad de coches más elevada del planeta, nos está pasando factura: saturación, atascos interminables, contaminación ambiental creciente, alta siniestralidad, disminución de la calidad de vida, costes económicos enormes, corrupción políticoempresarial asociada a las obras y su mantenimiento y todos los indicadores ambientales negativos en crecimiento constante. Y, sin embargo, cuantas más carreteras se hacen, más coches hay.
Lamentablemente, ni el anterior gobierno ni el actual no han mostrado voluntad real para revertir esta situación y apostar de una vez por todas por el transporte público colectivo. De nada sirven las promesas: que los programas electorales hablen de transición ecológica; que los acuerdos de gobierno lleven por escrito que habrá más y mejor protección del territorio; que los planes de movilidad aseguren que se apostará por la movilidad sostenible. Incluso las fuerzas políticas que históricamente luchaban contra las autopistas –como la autopista de Llucmajor-Campos– ahora las imponen, arrasando paisajes, promesas y esperanzas de un futuro mejor.
Hace muchos años que miles de personas, entidades y plataformas locales hacen todo lo que pueden y saben para tener una Mallorca mejor. Se han conseguido grandes victorias, pero ahora la ola de asfalto y cemento es muy grande, afecta a toda la isla y se necesita más ayuda que nunca para frenarla. Es por eso que hacemos este llamamiento a toda la gente que ama Mallorca a sumarse a este último grito, a mostrar su rechazo contra la construcción de nuevas autopistas, carreteras y urbanizaciones y al urbanismo depredador.
Si estás de acuerdo, si crees que debemos hacer algo para revertir esta situación y que podemos aspirar a una Mallorca más verde, más justa y más digna: ¡Súmate, ayúdanos, firma y comparte!